La víctima del obispo de Tierradentro denuncia amenazas de muerte

SANTA ROSA DE OSOS (COLOMBIA)
Religión Digital [Spain]

May 9, 2024

By Miguel Estupiñán, corresponsal en Colombia

Reclama “protección para él y sus hijos. Están encerrados en su casa y temen ser asesinados”

Óscar Augusto Múnera Ochoa abusó sexualmente de un joven en su natal Antioquia

En ese entonces, el prelado trabajaba en la curia diocesana de Santa Rosa de Osos

Asalto a su vivienda, robo de documentos y hostigamientos contra su familia, denuncia la víctima, tras entregarle datos de contacto al cardenal Rueda

La persona que denunció al obispo de Tierradentro por abuso sexual asegura que está siendo objeto de amenazas de muerte. Así lo reveló el periodista Juan Pablo Barrientos, coautor de El archivo secreto, el libro que dio a conocer la identidad de quinientos sesenta y nueve sacerdotes vinculados a la Iglesia colombiana que en los últimos veinte años han sido objeto de señalamientos por violencia sexual.Consigue el libro regalo ‘Yo estoy con Francisco

“Este hombre, campesino antioqueño, le implora a la Fiscalía General de la Nación protección para él y sus hijos. Están encerrados en su casa y temen ser asesinados”, manifestó Barrientos el 8 de mayo, refiriéndose a su fuente y a la familia del denunciante. A través de redes sociales, el periodista informó que la víctima responsabiliza al cardenal Luis José Rueda y a su vicario judicial, Pedro Mercado, “de lo que le pueda suceder a él o a su familia”, debido a que sus datos de contacto están en poder de la Arquidiócesis de Bogotá.

El caso de Óscar Augusto Múnera Ochoa, obispo de Tierradentro, es el primero entre casi seiscientos que aparecen en el libro escrito a cuatro manos entre Barrientos y el autor de esta nota, la investigación más completa en América Latina sobre encubrimiento de abusos clericales.

El denunciante manifiesta haber sido objeto de acoso y abuso sexual hacia 2005 por parte del prelado, cuando este trabajaba como sacerdote en la curia diocesana de Santa Rosa de Osos, una de las jurisdicciones eclesiástica más importantes del país, tierra del beato “Marianito” y del obispo Miguel Ángel Builes, fundador de los misioneros javerianos de Yarumal.

Según el relato, el entonces obispo, Jairo Jaramillo Monsalve (más tarde nombrado arzobispo de Barranquilla), conoció la primera denuncia de la víctima, pero, en vez de retirar del clero a Múnera, lo promovió a la Conferencia Episcopal, donde el hoy vicario apostólico de Tierradentro se desempeñó como encargado del departamento de misiones.

Ante la falta de una respuesta institucional frente a sus reclamos, a partir de 2022 el denunciante se vio en la necesidad de informar sobre la situación a Hugo Alberto Torres, antes obispo de Apartadó y hoy al frente de la Arquidiócesis de Santa Fe de Antioquia; al nuncio apostólico Luis Mariano Montemayor; al arzobispo de Medellín y hoy padre sinodal, Ricardo Tobón; al arzobispo de Popayán y vicepresidente de la Conferencia Episcopal, el dominico Omar Sánchez; y al cardenal arzobispo de Bogotá, Luis José Rueda, hoy padre sinodal y presidente de la Conferencia Episcopal.

Según el denunciante, si bien en el pasado Múnera ya lo había amenazado de muerte, fue después de que sus datos quedaran registrados en el Tribunal Eclesiástico de Bogotá, dirigido por Pedro Mercado, que se reactivaron las amenazas contra su vida y contra sus hijos.

Juan Pablo Barrientos dio a conocer que, esta semana, un grupo de delincuentes penetró en la casa del denunciante y robó documentación sobre el caso. Algunas pruebas, sin embargo, están en poder del periodista, entre ellas tres fotografías registradas por la víctima en la época en la que fue objeto de violencia sexual por parte del hoy obispo y un documento notariado en el que Múnera dejó constancia del pago al denunciante por su silencio.

Consultado por Religión Digital, Pedro Mercado manifestó que tiene previsto citar a la víctima de Múnera a una reunión. “Me parece importante que ponga la situación en conocimiento inmediato de la Fiscalía para establecer medidas de protección”, agregó el presidente del Tribunal Eclesiástico de Bogotá.

Un peligroso incumplimiento de las normas canónicas

A pesar de la gravedad de los señalamientos contra Óscar Augusto Múnera Ochoa, obispo de Tierradentro, y aunque su caso está en conocimiento del Vaticano, el prelado sigue activo en el ejercicio de sus funciones. A nivel de la Iglesia colombiana, no han sido establecidas medidas cautaleras en favor del denunciante.

La normativa creada por el papa Francisco, según la cual el prelado debería ser suspendido del cargo mientras avanzan las investigaciones, no se está cumpliendo.

El vicepresidente de la Conferencia Episcopal y arzobispo de Popayán, Omar Sánchez, responsable de la provincia eclesiástica de la que depende el vicariato apostólico de Tierradentro, se ha negado a aclarar por qué en el caso de Múnera no se cumple lo que manda el Vaticano. 

Tampoco lo aclaró el nuncio apostólico Luis Mariano Montemayor, antes de entregarle el cargo a Paolo Rodelli. El nuevo nuncio está al tanto de las denuncias publicadas por Barrientos y el redactor de esta nota en el libro del cual son coautores. Dichas denuncias explican el aparato de encubrimiento montado por la Conferencia Episcopal en tiempos del cardenal Rueda, con ayuda de la abogada Ilva Myriam Hoyos, perito del sínodo de la familia.

Son al menos doce los curas denunciados por pederastia quienes han sido encubiertos por el cardenal Rueda, desde sus años como obispo de Montelíbano (Córdoba), pasando por su periplo como arzobispo de Popayán, antes de dejarle el cargo a Omar Sánchez y asumir la sede primada de Bogotá.

Luis Manuel Alí, hoy encargado de la comisión pontificia para la protección de los menores en la Iglesia, también ha encubierto a varios sacerdotes, entre ellos José de Jesús Amaya, superior general de los misioneros eudistas.

Los señalamientos contra Múnera, que hoy alcanzan, incluso, a Rueda y a sus subalternos en su iglesia local y en la Conferencia Episcopal, tienen su correlato en el caso mexicano. Este ha sido ampliamente estudiado por el sociólogo Rodolfo Soriano-Núñez, quien, en un reciente artículo para Los Ángeles Press, se detuvo en el fenómeno de los “curas que amenazan de muerte a quienes denuncia el abuso”. El analista ha sido exhaustivo en explicar cómo funciona la maquinaria de la revictimización en la Iglesia.

Como una madre amorosa, carta apostólica en forma de motu proprio, establece que los obispos que participan del encubrimiento de abusos sexuales deben ser removidos. Es lo que está pendiente en el caso de la Iglesia colombiana, a once años del pontificado de Francisco.

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