Otro cura acusado por abusos

PARANá (ARGENTINA)
Entre Ríos Ahora [Entre Ríos, Argentina]

August 28, 2018

Se llama Hubeimar Alberto Rua, es sacerdote, y en 2012 el arzobispo Juan Alberto Puiggari lo designó como vicario en la parroquia San Lucas Evangelista, de Lucas González, a 135 kilómetros de Paraná. Desde 2005 ya estaba en ese pueblo Juan Diego Escobar Gaviria, que al igual que Rua provenienen de la Cruzada del Espíritu Santo, una congregación religiosa que tiene su líder en Rosario, en la parroquia Natividad del Señor: Ignacio Peries.

Escobar Gaviria y Rua comparten, además, la misma nacionalidad: son colombianos. Pero hay un punto oscuro que une a ambos: el abuso y la corrupción de menores. Escobar Gaviria ya fue condenado por un tribunal de Gualeguay el 6 de septiembre de 2017 a 25 años de cárcel por cuatro casos que fueron a juicio. Mientras esa condena no está aún firme -está apelada en Casación-, el sacerdote cumple prisión preventiva en la Unidad Penal de Victoria.

Pero en noviembre próximo deberá enfrentar un nuevo juicio, por un quinto caso gravísimo de corrupción de menores en Lucas González.

Escobar Gaviria permaneció en Lucas González desde 2005 hasta finales de octubre de 2016, cuando fue denunciado en la Justicia por corrupción de enores.

Hubeimar Rua, en cambio, estuvo poco más de un año. En 2014 se afincó en la República Oriental del Uruguay: en la diócesis de Melo (una de las 9 diócesis en las que se divide ese país), permaneció en la parroquia Virgen de los Treinta y Tres; de allí volvió a su tierra, Colombia, donde ahora está.

Mientras estuvo en Lucas González, corrompió a un menor, que había ingresado, con 14 años, como monaguillo de la parroquia San Lucas Evangelista.

El mismo modus operandi que Escobar Gaviria: en los viajes fuera de la ciudad, para dar misa en distintas parroquias, el sacerdote iba acompañado de menores, que oficiaban de monaguillos. Uno de ellos, que ahora contó a su familia el infierno que padeció, reveló qué hacía el cura en aquellas salidas. «Cuando íbamos a dar misa al campo, y yo me sentaba en el asiento del acompañante del auto, me tocaba. No fue una sola vez. Fueron varias veces», dijo.

Lo mismo que hizo Escobar Gaviria, y que dejaron de expuesto en la audiencia oral que se celebró el lunes 28 de agosto en los Tribunales de Gualeguay los fiscales Dardo Tórtul (ahora camarista) y Federico Uriburu. El sacerdote, dijeron aquel día, conocía la edad de esos niños, que eran monaguillos de la parroquia San Lucas Evangelista. Los buscaba entre los más vulnerables, los atraía para sí, y en ese ardid hasta lograba la confianza de los padres. Con quién mejor que con el cura va a estar mi hijo, pensaban todos. Y le firmaban permisos para que durmieran en la casa parroquial los fines de semana, para que lo acompañaran en sus campañas de sanación por distintos puntos de la provincia.

No se trató de hechos aislados, sino de un proceso continuado, dice la acusación de los fiscales Tórtul y Uriburu, expuesto durante la jornada de los alegatos. Fue durante la lectura de la acusación a Escobar Gaviria como autor material de los delitos de corrupción y abuso sexual de menores agravados por la condición de miembro del clero. Aquel alegato acusatorio señaló que el cura realizaba “toqueteos genitales de las víctimas, incitación al toqueteo de genitales del abusador, intentos de penetración, contacto bucogenital”, todo eso sin el consentimiento de los menores, que eran “coaccionados y sometidos a la condición sacerdotal del incurso”.

Su vecino de alcoba en la parroquia San Lucas Evangelista hacía lo mismo: corrompía a los menores que tenía a su cargo. El dato lo revela a Entre Ríos Ahora, con pedido de reserva de la identidad de la víctima, un abogado querellante, la mamá del menor, un amigo, un funcionario judicial. El caso todavía no llegó a los tribunales: ello ocurrirá en dos semanas, cuando la víctima pueda viajar a la provincia.

Cuando ello ocurra, cuando la Justicia empiece a tramitar el cuarto caso de corrupción de menores por parte de un miembro del clero -Escobar Gaviria ya fue condenado a 25 años de cárcel, igual que Justo José Ilarraz; y Marcelino Moya está procurando que la denuncia en su contra caiga en la prescripción-, entonces, el escándalo nuevamente rodeará a la Iglesia Católica de Paraná.

Fue el actual arzobispo Puiggari -cuyo secretario personal, el cura Mario Gervasoni, tendrá el próximo 6 de septiembre la audiencia de remisión a juicio de la causa por falso testimonio que lo deja contra las cuerdas en la Jusicia- fue quien nombró a Hubeimar Alberto Rua en Lucas González .

Fue enviado, según el decreto N° 67 firmado por Puiggari,  ante “la conveniencia de que haya otro sacerdote para colaborar ministerialmente con el Párroco de San Lucas Evangelista, presbítero Juan Diego Escobar Gaviria,  de la misma asociación”.

El caso de Escobar Gaviria, aunque ya condenado por la Justicia Penal, no está resuelto para las víctimas. En los Tribunales ya se abrió una demanda civil por resarcimiento, que lleva adelante el abogado Mariano Navarro. Antes, hubo una etapa de mediación, que fracasó por la negativa de la Iglesia de Paraná de hacer frente al pago de dinero.

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