QUILMES (ARGENTINA)
Diario El Día de La Plata [La Plata, Argentina]
September 7, 2017
A Juan Escobar Gaviria lo condenaron por el sometimiento sexual de chicos
de entre 10 y 17 años.
La justicia de Entre Ríos condenó ayer por unanimidad a 25 años de
prisión efectiva al sacerdote nacido en Colombia Juan Diego Escobar
Gaviria, a quien encontró culpable por el abuso sexual de cuatro
monaguillos sometidos por el religioso cuando tenían entre 10 y 17
años, en un fallo sin precedentes que aplicó la pena más alta hasta
ahora para un miembro de la Iglesia en Argentina.
La condena, diez años mayor a la que recibió el cura Julio César Grassi, fue leída
por los integrantes del Tribunal de Juicio y Apelaciones de Gualeguay, quienes
resolvieron condenar a Escobar Gaviria como “autor material y penalmente
responsable de promoción de corrupción de menores reiterada”, delitos
agravados por la “condición de guardador”, que “a su vez concurren con abuso
sexual simple agravado por ser cometido por un ministro de culto”.
La sentencia es por el abuso de cuatro menores de edad, quienes sin embargo
aportaron indicios de que las víctimas pudieron ser más.
El tribunal, integrado por los jueces María Angélica Pivas, Roberto Cadenas y
Darío Crespo, dio a conocer el fallo al concluir el primer juicio que se sustancia
contra un representante del clero en Entre Ríos, donde también son juzgados
por el mismo delito otros dos curas: Justo José Ilarraz y Marcelino Moya.
Los jueces aceptaron la pena de 25 años pedida tanto por los fiscales Federico
Uriburu y Dardo Tórtul, como por el abogado de la querella, Mariano Navarro.
“Yo pensé que era el único y lamentablemente no era así”, dijo con lágrimas en
los ojos Alexis, uno de los cuatro denunciantes, quien tras escuchar la sentencia
se abrazó con otra de las víctimas.
“Es algo contundente lo que hacen ellos (por los curas abusadores), te van
trabajando la cabeza hasta que caés, somos cinco los chicos que caímos”, afirmó
Alexis, agregando una supuesta quinta víctima de Escobar Gaviria.
Con la voz quebrada, su mamá aseguró que “en estos casos no se miente, son
hechos aberrantes pero hay justicia; yo le digo a los chicos que les pase lo mismo
que se animen a denunciar, a contar lo que les pasó porque siempre hay gente
que los va a escuchar”.
Quien no estuvo allí para escuchar la sentencia fue el sacerdote, que decidió
permanecer en la Unidad Penal Número 5, en Victoria, donde seguirá preso
hasta que la condena quede firme.
El Tribunal consideró que con semejante sentencia, el sacerdote podría fugarse y
por esa razón dispuso que continúe detenido allí, donde está preso desde abril
de este año.
Hasta ahora, el antecedente más cercano es el del sacerdote Héctor Pared,
condenado en marzo de 2003 a 24 años de prisión por el abuso sexual agravado
y corrupción de menores de un hogar de Florencio Varela, en el conurbano
bonaerense.
Escobar Gaviria, un colombiano de 59 años conocido también como cura
“sanador”, enfrentó la denuncia de cuatro jóvenes que al momento de los abusos
tenían entre 10 y 17 años y eran monaguillos de la Parroquia San Lucas
Evangelista de Lucas González, localidad cercana a Nogoyá, en Entre Ríos, a
cargo del sacerdote, situación que para la justicia significó un agravante.
En la lectura del veredicto, el tribunal dijo que “Escobar Gaviria actuó con
intención y voluntad en todos los casos. Hizo lo que quiso”, y con esos
argumentos desechó los de la defensa del ex cura, representada por Milton
Urrutia, Juan Pablo Temón y María Alejandra Pérez, quienes habían reclamado
su absolución.
“El tribunal ha podido reconstruir los hechos”, dijo Pivas al leer el texto, que
detalla los abusos a los que eran sometidas las víctimas, mientras fuera del lugar
unos pocos amigos y familiares del ex sacerdote pedían que lo declaren inocente.
La sentencia detalla los sometimientos, entre pedidos de sexo oral, besos en la
boca, violaciones y masturbaciones que sufrieron durante años las víctimas del
cura, y cómo Escobar Gaviria invitaba a los chicos a dormir a la parroquia y
luego los hacía pasar a su cuarto que sólo podía abrirse desde adentro.