CHILE
Excelsior
SANTIAGO, 21 de marzo.- Con inéditos enfrentamientos y gritos entre partidarios y detractores, dentro y fuera de la catedral de Osorno, asumió el sábado el nuevo obispo Juan Barros, visto por algunos como un encubridor del mayor cura pederasta de la Iglesia chilena.
Tras asumir, Barros abandonó la catedral custodiado por efectivos antimotines, mientras en las afueras unas 4 mil personas -muchas portando globos negros o vestidos de ese color en señal de luto- demandaban la renuncia del clérigo de 58 años. Simultáneamente, algunos conductores en caravanas de automóviles con pancartas también exigían su salida.
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