El sacerdote Carlos Castillo explicó en el noticiero local la situación en relación a las acusaciones de presunto abuso por parte de un colaborador de la parroquia. Negó que hayan ocurrido en el templo y detalló los procedimientos que realizó de acuerdo al protocolo y aseguró haber sido quien pidió a los padres que realicen la denuncia en sede judicial.
Tras el escándalo que se había generado por la publicación que involucraba supuestos casos de abuso por parte de un colaborador del coro de la parroquia Señor del Milagro, el sacerdote Carlos Castillo, aclaró la situación en la edición de hoy del noticiero de Spacio TV conducido por Rodrigo García que entrevistó al párroco.
“Han acusado padres de unas niñas a una persona que tocaba la guitarra en un colegio, en la parroquia y en Fátima y vive y es oriundo de la Villa San José, así que estábamos todos tocados por lo que pasa”, dijo el sacerdote al tiempo que aclaró que “la información que salió en este portal, según la realidad de los hechos, es tendenciosa y hasta tiene mentiras graves”.
“Primero no es un escándalo de la parroquia sino alguien que en algún momento estuvo aquí y prestó un servicio. Aquí con los protocolos que tenemos en la iglesia, nunca estuvo solo con chicos, siempre estuve yo y siempre en la iglesia, nunca fueron al santísimo, ni a la sacristía y todos los procedimientos que realizamos estuvieron protocolarizados”, aclaró.
Castillo dijo: “me involucran a mí como hablando con los chicos, yo recibí a dos padres de dos nenas que habían tenido en una clase particular con este señor, un presunto. Mi reacción fue pedirles que hagan la denuncia judicial y en esa nota del portal dice que yo hablé con las nenas, y sé quiénes son, pero no las conozco, es decir nunca las confesé ni tuve trato, yo solo me enteré por los padres a quienes les dije que por favor hagan la denuncia judicial”.
Cuando el periodista le consultó en relación a los términos supuestamente usados sobre “perdonar y callar”, el sacerdote Castillo explicó: “durante las misas del sábado y domingo, el evangelio era sobe la negación de la resurrección y una de las enseñanzas que le deja a la gente es que nunca tenemos que confundir el mensaje evangélico de Cristo de perdonar con un crimen. Cuando se comete un delito no hay que perdonar, tiene que haber justicia porque hay víctima. Jesús no se refiere a la inmunidad, impunidad o a que haya alguien que se libre de la Justicia. Está hablando del corazón que tenemos que convertir para poder ser cristianos”.
En relación al protocolo que hace referencia, Castillo señaló que “los protocolos, no son situaciones que surgen espontáneamente, son la reacción de la iglesia luego de años de delitos que ocurrieron dentro de la iglesia con sacerdotes delincuentes y miembros que fueron dañando tanto. Antes de Juan Pablo II se buscaba que los sacerdotes se convirtieran para poder ir al cielo, pero con Juan Pablo II empezó la noción que lo importante es la víctima, entonces al sacerdote ya no se lo traslada o se lo manda a hacer retiro para convertirse, sino que se lo denuncia. Los protocolos que hoy tenemos, son como los protocolos médicos cuando surge alguna enfermedad. Cuando hay cólera que hay que hacer: lavarse las manos, hidratarse, aislar a los pacientes entre otras cosas, pero eso se hace luego de la experiencia. En el caso de la iglesia buscamos prevenir situaciones donde alguien enfermo al que no podemos controlar porque no somos adivinos, no tenga facilidad para hacer las cosas, por ejemplo, decirle a los chicos, como paso en un colegio parroquial donde un docente les dijo por favor no le cuenten a sus padres, eso de guardar el secreto y no decirle a nadie, es un delito sancionable por la iglesia y denunciable ante el Poder Judicial”.
Agregó: “tenemos protocolos donde frente a un padre que te dice abusaron de mi hija, y no la quiero exponer, entonces yo te digo vamos a labrar un acta donde dice yo como párroco qué es lo que te aconsejo, porque no puedo hacer la denuncia porque el hecho no fue en mi parroquia ni en ninguno de los colegios. Yo solo sé que abusaron de tu hija por lo que te contó tu hija y en sede judicial eso no tiene valor”.
En relación a este caso puntual, el sacerdote sostuvo: “aquí tengo todo lo que fui registrando para cuando me consulten pueda responder. Es un informe que le presento al obispo en junio de 2018 y cuando surge la segunda denuncia en mayo de 2019. En la primera denuncia fue un papá amigo mío que me comentó y dijo que no se hace nada a pedido de él. Hablé con el padre Margariti y le expreso mi total disconformidad con esto y me pide que le pida al padre que realice la denuncia. Respeto a voluntad del papá solo sé lo que pasó, porque él me lo contó pidiéndome expresamente que no lo revele”.
“Cuando viene una mamá un año después – sigue el relato – y me dice que hay otro caso de abuso. Hablo con el otro papá y le dije que hay dos casos por lo que le mando al obispo una carta donde decía que las familias aman a la iglesia y no quieren causarle daño, sin embargo sin restricciones de sigilo como en el primer caso, la dimensión del daño que está siendo provocado es tal que una de las víctimas no quieren venir a la iglesia hasta que este sujeto no se vaya. La presenté y quedó a total disponibilidad de lo que usted sugiera y no soporto no hacer nada”.
Siguiendo con el relato explicó que “el obispo vino al otro día y le pidió a los padres que hagan la denuncia y que este sujeto no esté más en el coro. El 25 de julio recibí en mi despacho y me puso en conocimiento de un presunto abuso sexual que habría sufrido su hijo, donde se le instó a hacer la denuncia, cosa que no quiso hacer, pero ya estaba el compromiso de sacar al sujeto del coro de la iglesia y de los colegios parroquiales, y está todo firmado”.
Note: This is an Abuse Tracker excerpt. Click the title to view the full text of the original article. If the original article is no longer available, see our News Archive.