Aclaración de monseñor Miguel Ángel Santurio

SAN LUIS (ARGENTINA)
La Nación [Argentina]

June 14, 2019

El que suscribe esta nota es Monseñor Miguel Ángel Santurio, obispo Eparca de la Eparquia Católica Ortodoxa de Los sagrados Corazones de La Venerable Orden de San Andrés, de la República Argentina.

Durante casi 22 años fui sacerdote párroco de tres parroquias de la Iglesia Católica Apostólica Romana. En el año 1993 conocí la Renovación Carismática Católica. Años después, recibí un Bautismo en el Espíritu Santo y empecé a ejercer el ministerio sacerdotal de liberación y sanidad. En la parroquia Inmaculado Corazón de María de San Luis llegué a congregar más de 15.000 personas por mes. Daba 14.000 comuniones mensuales en las misas carismáticas y hacia atenciones personalizadas por más de diez horas diarias. Todo esto hizo que mi ministerio sacerdotal fuera sumamente popular. Lamentablemente, mi popularidad y sobre todo el gran número de testimonios de sanaciones milagrosas, hizo que el obispo de ese entonces en San Luis, monseñor Jorge Luis Lona, se llenara de envidia y odio hacia mi persona.

A lo largo de las semanas, meses y años me hostigo y maltrató verbalmente y con sanciones, argumentando (a pesar de pruebas con estudios médicos de verdaderas sanaciones milagrosas que le entregue en el obispado) que Dios no curaba en ninguna Iglesia y que los milagros eran falsos. Por este motivo al final del año 2007 emigre de San Luis a Misiones.

En la ciudad de Posadas desarrollé mi ministerio carismático de liberación y sanidad, congregando cada semana más de 6000 personas en misas. Obtuve cientos de testimonios de fieles sanados milagrosamente por el poder de Espíritu Santo. También formé una congregación religiosa carismática.

Antes del año, a causa de las envidias, maltratos y odios de los sacerdotes y obispo, emigré a Puerto Iguazú. En febrero de 2009 el obispo de allí me expulsó de su diócesis basándose en falsas denuncias contra de la moral. Sin pruebas, con solo testimonios contradictorios y sin fundamentos, me envió a San Luis. A partir del 2009 el obispo Lona, sin pruebas y sin tener condena en la justicia civil, organizó en Córdoba un juicio canónico en mi contra.

Dicho juicio se basó en puras mentiras, dejando de lado el testimonio verdadero de cientos de fieles que querían testimoniar la verdad sobre mi caso, pero no fueron recibidos.

En el año 2012 el juicio canónico, sin pruebas y estando limpio en la justicia civil, (que había ya realizado una severa investigación, dejando en claro mi inocencia), me condenó, sin ninguna misericordia, a la pena máxima. Nunca fui formalmente notificado del fallo del juicio canónico.

Por gracia de Dios el arzobispo de la Iglesia Ortodoxa de la Venerable Orden de San Andrés me recibió a mediados del año 2012. El 15 de abril de 2016 fui consagrado obispo de la Eparquia Católica Ortodoxa de los Sagrados Corazones de la Venerable Orden de San Andrés. Soy obispo carismático para el bien de muchos hermanos. Hace tres años contraje matrimonio y soy papá a los 56 años de una niña de solo 2 años.

Le doy gracias a Dios porque me dio las fuerzas para seguir adelante a pesar de las calumnias y persecuciones de la Iglesia Católica Romana. También recibí la gracia del perdón a todos aquellos que me hicieron daño.

Los obispos y sacerdotes de nuestras 11 comunidades somos personas sencillas, servidores de Dios. No se nos prohíbe tener nuestra propia familia, quedando libres de toda acusación en contra de la moral.LA NACION

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