URUGUAY
El Pais
PAULA BARQUET
03 abr 2016
La película Spotlight volvió a poner sobre el tapete el abuso sexual en la Iglesia Católica. ¿Ocurrió en todo el mundo y no aquí? Las autoridades uruguayas, obsesionadas por la transparencia, revelan en este informe los casos que llegaron a sus manos.
Hace más de 10 años que la Iglesia Católica comenzó a transitar el camino de la “tolerancia cero” a la pederastia. Desde que inició su papado, en 2005, Benedicto XVI dejó de quejarse de campañas mediáticas contra los curas y pasó a hablar de “suciedad clerical”. Él, que había dirigido el órgano dedicado a sancionar los pecados —la Congregación para la Doctrina de la Fe—, sabía bien que la postura oficial había sido ocultar esa “suciedad”.
Con Benedicto XVI el Vaticano instó a las autoridades de la Iglesia en todo el mundo a elaborar protocolos de actuación ante denuncias de abuso sexual infantil. Si bien Francisco tomó la posta —por ejemplo, con la creación de la Comisión Pontificia para la Tutela de Menores, dedicada a la prevención del abuso—, el grueso de la “limpieza” fue durante el papado del alemán. Entre 2004 y 2013 hubo unas 6.000 denuncias. De esas, más de 3.000 fueron “casos creíbles”, según datos oficiales difundidos hace poco por El Diario, un medio español. En total, 848 religiosos fueron reducidos al estado laical, la máxima sanción posible dentro de la Iglesia. Del período de Francisco no hay todavía información disponible.
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