Ciudad de México– Eduardo Córdova Bautista, el ex sacerdote de San Luis Postosí acusado desde hace 30 años de haber abusado sexualmente de menores de edad, viajó con una comitiva de obispos mexicanos a El Vaticano para asistir a la cananozación de Juan Pablo II, y ya no regresó a México, denunció el activista Alberto Athié Gallo.
“Sabemos que se fue con los obispos mexicanos a la canonización de Juan Pablo II y se estuvo allá todo el proceso, después se fue a España y ahí se le perdió la pista”, dijo en entrevista con SinEmbargo.
Athié Gallo exigió a las autoridades mexicanas emitir una orden de aprehensión contra Córdova Bautista e inclusive pedir la intervención de Interpol.
“Él ya sabía lo que se le venía, es probable que haya tenido conocimiento y desapareció. Lo ideal es que se emita una orden de aprehensión y que lo busque la interpool donde esté”, comentó Athié Gallo quien ha apoyado a las víctimas de Córdova Bautista.
Este martes, El Vaticano anunció la expulsión del padre Eduardo Córdova Bautista acusado de al menos 100 casos de pederastia. Por su parte, la Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas (CEAV) exigió que se ejerza una investigación a fondo, no sólo al sacerdote sino a las instituciones religiosas y civiles que, pese a las denuncias en su contra, fueron omisas durante tres décadas y advirtió que el encubrimiento es un delito.
Athié ha dicho que en el caso de Córdoba Bautista hay una complicidad sistemática de la Iglesia Católica que salpica hasta la Santa Sede, la cual reconoció, “a través de un estudio secreto, la culpabilidad de sacerdote”. Pero lejos de pedirle que se entregue a las autoridades por los delitos cometidos, sólo lo han protegido dándole cargos.
“Lo protegieron dándole cargos. Primero, como apoderado de la Diócesis; y después como representante de las relaciones Iglesia-Estado en la Arquidiócesis de San Luis Potosí. Lo protegió este obispo y también el Arzobispo Luis Morales”, expuso Athié en abril pasado.
Ese mismo mes, el Arzobispo de San Luis Potosí, Carlos Cabrero Romero, denunció en una entrevista que sí hubo un proceso en El Vaticano por pederastia en contra del ex sacerdote, pero que la institución religiosa no instruyó removerlo.
Las familias y activistas que han apoyado a las víctimas del padre Cordova han denunciado también al gobierno encabezado por el priista Fernando Toranzo Fernández, por no hacer nada para someter al presunto pederasta a una investigación.
Hasta ayer el sacerdote, llegó a ocupar cargos de alto de rango en la administración clerical y tuvo funciones ciudadanas en el gobierno estatal, donde actualmente es Consejero Ciudadano de Transparencia y Vigilancia para las Adquisiciones y Contratación de Obra Pública.
JUAN PABLO II Y LOS CASOS DE PEDERASTIA
Athié Gallo fue uno de los promotores de una petición lanzada en abril pasado al Comité de los Derechos del Niño a la Santa Sede de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para detener la canonización de Juan Pablo II por su supuesta complicidad en los casos de pederastia, en especial al relacionado con el mexicano Marciel Maciel, fundador de la orden de los Legionarios de Cristo.
“Qué tal si canonizan a Juan Pablo y resulta que sí hay elementos que le fincan una responsabilidad como un encubridor y cómplice de casos de pederastia, qué va a pasar con la iglesia católica cuando tenga a un santo y al mismo tiempo ese santo se confirme que fue cómplice de actos de pederastia en todo el mundo”, dijo en esa ocasión.
Sin embargo, desde la Iglesia se ha negado que el Papa polaco supiera de los abusos sexuales cometidos contra menores. El día de la canonización Wojtyla, la Arquidiócesis de México afirmó que el Papa Juan Pablo II fue engañado por el fundador de Los Legionarios de Cristo, Marcial Maciel, sobre las diversas acusaciones en contra del prelado mexicano.
En el artículo “Esa foto de Juan Pablo II y Maciel…“, publicado en el seminario Desde la Fe, la Iglesia dijo:
Desde luego no cabe pensar que el Papa avalara la conducta inmoral de Maciel, no es cierto que sabiendo que éste era pederasta lo encubriera porque era su amigo. Sucedió tristemente que Maciel lo engañó. Según consta por diversos testimonios, le juró que era inocente y el Papa le creyó.
“Juan Pablo II no pecó de ‘contubernio’ con un ‘monstruo’. Fue engañado, lamentablemente, por un enfermo mental”, agregó la publicación.
Días antes, el ex portavoz papal, Joaquín Navarro-Valls, dijo que Karol Wojtyla sí fue informado de las pesquisas hechas por la Congregación para la Doctrina de la Fe en contra el fundador de los Legionarios de Cristo, sin embargo, comentó que nunca conoció los resultados de las pesquisas.
Navarro-Valls se refirió también a la reacción de Wojtyla ante los primeros casos de abusos sexuales contra menores que comenzaron a llegar al Vaticano a finales de los años 90 del siglo pasado. Aunque reconoció que el Papa no se dio cuenta inmediatamente de la magnitud del flagelo, porque “nadie lo había comprendido en ese momento”.
A decir de ex sacerdotes y expertos religiosos, la canonización de Juan Pablo II fue un asunto político que buscó revitalizar la imagen de la Iglesia Católica tras los escándalos de pederastia. Sin embargo, dijeron que esto enfrentó a la institución a una “doble imagen” del nuevo santo: a la del protector de los jóvenes y al encubridor de los violadores de niños.
“Lo que ahora va a suceder es que Juan Pablo II tendrá una doble imagen: según la iglesia es un hombre santo, según la ONU, es un hombre que no pudo hacer justicia, entonces, qué pasará con los niños católicos cuando en las escuelas otros niños les digan: ‘Oye ese santo no protegió a los niños’”, dijo Athié Gallo un día después de la canonización de Karol Wojtyla.
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