Un largo proceso que lleva más de diez años

ARGENTINA
El Tribuno

El caso del padre Julio César Grassi generó una situación insólita en la Justicia, donde pese a ser confirmada en dos instancias su condena a 15 años de prisión, siguió gozando hasta hoy de la libertad, en un derrotero judicial que aún no tiene fin. El 10 de junio de 2009 el Tribunal Oral Criminal 1 de Morón condenó a 15 años a Grassi por ‘abuso sexual agravado por resultar sacerdote, encargado de la educación y de la guarda del menor víctima, reiterado, dos hechos, en concurso real entre sí, que a su vez concurren formalmente con corrupción de menores agravada‘.

No obstante, y pese a los pedidos de las tres querellas y el fiscal Alejandro Varela, Grassi pudo seguir en libertad hasta esta noche porque el Tribunal entendió que no debía ir detenido hasta tanto ese fallo quedase firme. En cambio, le impusieron una libertad vigilada que implicó determinadas reglas de conducta como el no ausentarse de su domicilio, no hablar de las víctimas del caso en público y la prohibición de ingresar a la Fundación Felices Los Niños donde ocurrieron los hechos y a metros de la vivienda donde actualmente vive el religioso.

Las querellas y la fiscalía apelaron y en septiembre de 2010 la Cámara de Casación Bonaerense confirmó la condena. Pese a lo que se preveía y tal cual ocurre en la mayoría de los casos, Grassi pudo permanecer en libertad.

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