El padre Grassi y la tragedia de los privilegios

ARGENTINA
La Verdad

23 de septiembre de 2013
Escribe Omar Bello

El sacerdote Julio César Grassi fue condenado en casi todas las instancias legales y debe estar preso. Si llegó hasta acá libre es porque tuvo un apoyo legal y económico que, aprovechándose del impacto que genera su condición de cura en algunos casos y haciendo lobby en otros, logró crearle una situación de privilegio que, por el delito del que está acusado (abuso de menores) resulta inaceptable y plantea un serio precedente en términos sociales.

Es cierto que muchos creen que la causa fue armada después del episodio mediático que incluía los juegos telefónicos de Susana Giménez, y que hasta se ordenó una investigación paralela (sólo destinada a los miembros de la Iglesia) donde se ponen en duda varios de los planteos realizados durante el juicio. Sin embargo, aún con todos sus defectos, la justicia es el único medio que tenemos a la hora de seguir siendo una civilización, y en tres instancias diferentes no sólo lo condenó sino que fue permisiva en cuanto al tránsito del sacerdote que, salvo por un período insignificante, logró permanecer libre a lo largo de una década. Más aún, algunos juristas señalan que ese tiempo podría ser considerado dentro de la pena y, pasado un breve tiempo, Grassi estaría libre.

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