CHIHUAHUA (MEXICO)
El Universal [Mexico City, Mexico]
July 18, 2002
By Yetlaneci Alcaraz
Pese a los riesgos de las mafias locales, en La Merced hay un lugar para apoyar a las sexoservidoras
“Es gente a la que también tenemos que atender. También son hijas de Dios y nosotros no somos
nadie para juzgarlas”, dice el párroco de la iglesia de la Soledad, Saúl Tapia Godoy.
En la zona casi pleno corazón de La Merced se sabe que éste es el templo que gran número de
sexoservidoras han hecho suyo. Aquí acuden regularmente a confesarse, a escuchar misa, y a
“lavar sus culpas”.
Sin embargo, a decir del sacerdote Tapia, ninguna de ellas se atreve a trabajar recargadas en las
bardas que rodean la iglesia. Tampoco entran en ella con su vestimenta propia del oficio ni con
maquillaje chillante.
El jardín de la plaza de la Soledad, que sirve de antesala al recinto, está muy lejos de ser el del
paraíso: mujeres que venden sus “favores” por unos cuantos pesos, teporochos que han
encontrado entre los matorrales una casa y jóvenes y niños que deambulan como zombies
aturdidos por la droga, abundan en él.
La veneración de la Virgen de la Soledad por este sector de la población tiene razones específicas
que explica el párroco Saúl Tapia: “Con La Soledad pasa un fenómeno curioso. A ellas, a las
sexoservidoras, es una imagen que les llega mucho. Se identifican con la figura de la Virgen,
primero, porque son mujeres, también son madres y sufren mucho. La suya, además, es una
profesión de mucha soledad, como la virgen.”
Riesgos pastorales
“Estamos rodeados de prostíbulos, en el mismo jardín están trabajando, entonces es lógico que
acudan a esta iglesia”, dice.
Pese a ello, dice que no es fácil realizar el trabajo pastoral que estas mujeres merecen. La causa: la
prostitución es un negocio que envuelve muchos intereses económicos.
“Tratar de convertirlas al buen camino por iniciativa nuestra es sumamente peligroso. Es exponer
nuestra propia vida ante todas las mafias que las manejan”, dice Tapia Godoy. Y refiere un ejemplo:
“Al párroco de una iglesia del centro que quería ayudar a estas muchachas le sucedió algo muy
desagradable. Un buen día se metieron a su casa y lo sedaron. Fue tal la cantidad de medicina que
le metieron que lo dejaron mal de la cabeza”.
Por ello, asegura, es que, por órdenes superiores, el personal que labora en la iglesia de la Soledad
no busca “sacar del pecado” a estas mujeres. “Eso sí, cada vez que vienen las recibimos y
escuchamos. Entonces sí las aconsejamos y pedimos por ellas”, aclara.
Pero la religiosidad de las sexoservidoras de la zona no se expresa exclusivamente al interior de la
iglesia de la Soledad.