La primera orden de detención de un juzgado de instrucción de Bell Ville contra el sacerdote Carlos Ibáñez salió el 7 de julio de 1992 y fue firmada por el entonces juez Oscar Roque Bertschi. La carátula de la causa fue titulada por el magistrado: "Corrupción de menores reiterada y continuada y transmisión de enfermedad venérea". La Policía local, entonces, salió a buscar al sacerdote para capturarlo pero no lo halló.

Miguel Angel Viqueira fue el juez de la niñez que en la misma ciudad de Bell Ville recibió las primeras denuncias contra el cura. El equipo periodístico de La Nación de Paraguay llegó en estos días hasta el domicilio del ex juez quien, ya jubilado, se animó a contar lo que recordaba del caso.

"De lo que me tocó participar, puedo confirmar que hubo denuncias concretas contra el padre por parte de unos 10 chicos, por supuestos abusos sexuales", manifestó el ex magistrado. "Lo que me correspondió, como en ese entonces mandaban las leyes, fue asistir a estos jóvenes para darles un acompañamiento psicológico y emocional junto a sus familias, ya sea para los trámites de estudios clínicos, porque se denunció que varios de ellos fueron afectados por sífilis, o para avanzar en los estrados judiciales. Eso sirvió para que el juez investigador (Oscar Bertschi, que siguió atendiendo el caso) pueda presentar sus alegatos", expresó Viqueira.

Viqueira recordó además delante de los periodistas paraguayos que para la comunidad de Bell Ville aquél resultó un golpe fuerte, teniendo en cuenta que la presencia de la Iglesia en del tejido social es importante. "Lo concreto es que aquí hubo una denuncia contra Ibáñez, se inició el proceso y nunca más supimos de él", sentenció el ex magistrado.