La comisión establecida por el papa Francisco para atender asuntos relacionados con abuso sexual por parte de miembros de la Iglesia ha logrado nuevos avances después de languidecer gran parte del año pasado.
Ésta aprobó sus estatutos legales, propuso nuevos miembros y dividió el trabajo para enfocarse en su acercamiento a sobrevivientes, obligar a obispos a rendir cuentas y mantener fuera del sacerdocio a pederastas, se enteró The Associated Press.
La comisión se reunió el fin de semana pasado por tercera vez desde que fue anunciada en diciembre.
Mientras que otras comisiones de expertos nombradas por el pontífice que examinan las finanzas y la administración del Vaticano trabajaron a un paso frenético durante 2014 y terminaron sus proyectos en meses recientes, la comisión para asuntos de abuso sexual nunca pareció despegar. Careció de organización, de una clara declaración de intenciones, de una oficina, financiamiento y personal completo.
Pero Marie Collins, miembro de la comisión y además sobreviviente de abuso sexual, dijo el lunes a la AP que este fin de semana se logró un gran avance. Fue la primera reunión desde que el papa Francisco nombró al fiscal de delitos sexuales del Vaticano, monseñor Robert Oliver, como secretario de tiempo completo de la comisión, el segundo al mando.
Encabezada por el cardenal de Boston Sean O'Malley, la comisión de nueve miembros —cuatro de ellos mujeres— aprobó sus estatutos provisionales en los que establece el área de competencia de su trabajo, los cuales serán ahora presentados al pontífice para su aprobación, señaló Collins.
Además la comisión terminó una lista de candidatos a miembros, que también tiene que ser aprobada por Francisco: habrá menos de 20 comisionados en total, incluidos expertos de otros campos de actividad y ubicaciones geográficas, así como otro sobreviviente de abuso.
La comisión tendrá pronto una oficina permanente. Los miembros se dividieron en grupos de trabajo para enfocarse en una serie de asuntos, como capacitación de sacerdotes, programa de educación, rendición de cuentas, lineamientos y acercamiento a sobrevivientes para que la comisión pueda utilizar la retroalimentación que éstos proporcionen, dijo Collins.
"Escuchar sus puntos de vista sobre lo que está mal y lo que se tiene que corregir tiene que desembocar en el aprendizaje general", agregó Collins.
El papa Francisco nombró a los miembros iniciales en marzo después de que grupos de víctimas lo criticaron por no haber tomado en cuenta y subestimado el asunto del abuso sexual. El objetivo de la comisión es proporcionar a la Iglesia la mejor asesoría y capacitación sobre cómo mantener a los niños seguros, cómo evitar que haya abusadores en el sacerdocio y cómo atender a las víctimas.
O'Malley prometió que la comisión desarrollará "protocolos claros y efectivos" para obligar a rendir cuentas a obispos que encubran a sacerdotes abusivos.
Collins dijo que estuvo frustrada a principios del año por el paso lento de los trabajos sobre la comisión, pero que ahora tiene más esperanza después del avance del fin de semana.
"Quería ver cambios tan rápido como fuera posible. Pero por otro lado, si queremos generar el cambio, tiene que ser un cambio correcto y tiene que ser bien razonado y algo duradero", señaló. "No tiene sentido apresurarse para implementar algo y luego encontrar que tiene fallas".