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Cómo perdió la inocencia Juan Carlos Cruz a manos de Karadima

La Tercera
June 25, 2014

http://noticias.terra.cl/ximena-torres-cautivo/blog/2014/06/25/como-perdio-la-inocencia-juan-carlos-cruz-a-manos-de-karadima/


Llegué tarde a la lectura de “El fin de la inocencia” del periodista y ex seminarista Juan Carlos Cruz, luego de haber abordado muy tempranamente las dos contundentes investigaciones periodísticas que existen sobre el siniestro caso del cura Karadima: “Los secretos del imperio Karadima”, del equipo de Ciper Chile, liderado por Mónica González, y “Karadima, el señor de los infiernos”, de María Olivia Monckeberg, que se publicaron el año pasado. (Leer reseñas: http://noticias.terra.cl/ximena-torres-cautivo/blog/tag/los-secretos-del-imperio-de-karadima/ y http://noticias.terra.cl/ximena-torres-cautivo/blog/2011/04/28/karadima-el-senor-de-los-infiernos-habla-su-autora/)

Por estos días, la gente que lee y compra libros le ha dado la preferencia al testimonio en primera persona de Juan Carlos Cruz, donde relata de una manera transparente y casi ingenua la tragedia de su vida: el abuso sexual y sicológico que padeció en la otrora tan respetable Parroquia El Bosque, donde tenía su imperio Fernando Karadima.

Además de la traumática experiencia de un niño y un adolescente de clase alta, que sufre la orfandad de padre a los 15 años y como hermano mayor siente el peso de la responsabilidad propia del primogénito, que se sabe muy temprano “diferente” en términos de identidad de género a sus compañeros y hermanos varones, que sueña con ser sacerdote o, mejor y más precisamente, misionero en África, el relato biográfico de Juan Carlos Cruz aporta muy vívidamente la sensación de injusticia y abuso de poder cometido por los más encumbrados dignatarios de una Iglesia insensible.

Allí creo que radica el “éxito” de “El fin de la inocencia”. Los buenos no son tales. Aquellos a quienes les abres tu corazón y tu intimidad, con su carga de temores, dudas, inseguridades, te delatan, te traicionan, no te ayudan. Te usan y te abusan. Son parte de un círculo siniestro, donde la bondad, la rectitud, la verdad están secuestradas por un líder manipulador y ególatra.

Leo a Juan Carlos Cruz, mientras escucho a Felipe Berríos a su regreso de África en el programa editado por su amiga Andrea Vial y conducido por Juan Manuel Astorga, “El Informante”. Berríos alude y ha aludido muchas veces a lo mismo que padeció como víctima de delitos gravísimos el periodista Cruz: la insensibilidad de una Iglesia dedicada al cuidado de sus intereses terrenales y no de sus obligaciones cristianas.

La Iglesia que busca transformar el Papa Francisco, tarea que los poderes fácticos del Vaticano no le están facilitando para nada. Allí y en las más altas posiciones de la curia local siguen enquistados varios de los personajes a los que con plena justificación denosta el a estas alturas ya nada inocente Juan Carlos Cruz. Obispos como Ricardo Ezzati, Francisco Javier Errázuriz, Cristián Contreras, Andrés Arteaga, Juan Barros, Fernando Chomali, Tomislav Koljatic, Horacio Valenzuela, que con sus maniobras obstruccionistas y/o diletantes ampararon a su abusador.

La justa rabia de Juan Carlos Cruz se concentra en esos ex compañeros de la parroquia El Bosque, que hoy son obispos, y que cerraron filas en torno a un cura por decir lo menos dudoso. También alcanza a los dignatarios más viejos, como el cardenal Fresno, como Monseñor Francisco José Cox o el nuncio Angelo Sodano. En uno de sus capítulos (“Visitamos al arzobispo”), concluye: “Al final, Ezzati se avino a dar una disculpa pública. Pero hasta el día de hoy, muchos curas nos cuentan en tono de confidencia cómo Ezzati los llama personalmente para intentar intimidarlos, como si fuera ahora un matón eclesiástico”.

Duro, implacable, como suele resultar la verdad.




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