LA Responsable Y Valiente Posicion De LA Iglesia

Listin Diario
September 5, 2013

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De manera clara, responsable e indubitable, la Iglesia Catolica dominicana ha condenado los actos incorrectos e indecorosos en que han incurrido algunos miembros del clero en nuestro pais, y ha pedido perdon por esas humillaciones.

Una sentida reflexion sobre el particular ha emitido el cardenal Nicolas de Jesus Lopez Rodriguez, patentizando el rechazo de la Iglesia a estas practicas que “nos preocupa y averguenza”, pidiendo perdon a las victimas de los sacerdotes que han abusado de ellas y a sus familiares, y encareciendo a la justicia a “actuar con firmeza y claridad, en base a investigaciones muy serias estableciendo las sanciones que estan previstas en el Codigo Penal”.

Aprovechando esta cruda y escandalosa circunstancia, el cardenal Lopez Rodriguez plantea que se purifique a la Iglesia “sacando del ministerio a quienes lo ejercen indignamente y no merecen llamarse sacerdotes”.

Especial enfasis ha puesto en la necesidad de que este proceso de depuracion se de en el ambito de los seminarios en los que reciben su formacion, hasta ordenarse, los nuevos sacerdotes, ya que, segun el Arzobispo Metropolitano de Santo Domingo, “un numero indeterminado de los que se preparan para el sacerdocio no tienen autentica vocacion” y simulan lo que no son.

Estas puntualizaciones recogen lo que ha sido siempre el elemento medular en las posturas que ha fijado el cardenal Lopez Rodriguez ante los casos semejantes que han estremecido, en otros lugares y tiempo, a la Iglesia Catolica, desde cuya cupula, en el sillon de Pedro, en El Vaticano, los dos ultimos pontifices han dejado muy claro su pleno y firme rechazo a estas actitudes pecaminosas.

La iglesia universal, desde sus origenes, ha peregrinado en medio de hombres vulnerables a todo tipo de tentaciones, pero la gran mayoria de los que han tomado el camino del seguimiento a las ensenanzas evangelicas han posibilitado que la humanidad, apreciando esta relacion de amor, fraternidad y humildad de sus sacerdotes y obispos, de sus grandes santos y santas, la sostenga y la haga crecer en el tiempo, hasta que se cumplan las promesas de la vida nueva y eterna del Reino de Dios.