Radio Tierra
May 23, 2011
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[con audio]
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| El escándalo de abusos sexuales contra niños, jóvenes y adultos a manos de sacerdotes católicos afecta a un poder político profundamente identificado con las élites sociales y económicas, y es expresión de los conflictos de una iglesia conservadora y reaccionaria. |
En el caso de Chile, las traumáticas experiencias de abuso que han ido apareciendo afectan a católicos que participan en la iglesia como si fueran parte de un grupo de elegidos, y suponen un daño no sólo al objeto de sus creencias, sino también a una sociedad que ha visto como amparada en esos mismos sectores la iglesia católica ha influido en el ámbito del debate y del control de los asuntos públicos, especialmente en lo que se relaciona con la moral sexual.
La crisis afecta a un sector de la sociedad que se cohesiona en torno a un discurso religioso fundamentalista y le entrega a las estructuras de ese poder un nivel de control que es fácilmente corrompible.
Curas como el fundador de los Legionarios de Cristo o Fernando Karadima, terminan ejerciendo un control sobre las conductas, que es el mismo que sus víctimas quisieron que la iglesia ejerciera sobre la sociedad en su conjunto. Y si bien no se puede establecer que la conducta de ambos sea mayoritaria, en la percepción de muchos y muchas la iglesia está siendo juzgada con la misma vara con la que ha condenado por ejemplo todo debate sobre la sexualidad humana.
Han sido los mismos creyentes los que han otorgado un poder absoluto sobre sus vidas a un clero que tarde o temprano transgrede sus límites. Este tipo de situaciones cuestionan a una sociedad que muchas veces se ha preguntado como se relaciona la iglesia católica con las élites políticas y económicas. Mirado desde esa interrogante el caso Karadima permite cuestionar y transparentar el poder de las sectas en la iglesia católica chilena.
Lo que diferencia esta crisis de otros escándalos del mismo tipo, es que en este caso afecta a una forma de pertenencia a la iglesia ejercida y mantenida por un sector social y económico, que es víctima de un poder que ha alimentado y que históricamente lo ha reafirmado en sus privilegios. Y esa es una de las dimensiones del escándalo que debe estar en el debate.
Karadima está siendo investigado por los tribunales de justicia pero quedan muchos aspectos del ejercicio del poder religioso en Chile que debatir. El libro de Monckeberg, pone en evidencia una de esas aristas: el comportamiento de las sectas integristas al interior de la iglesia católica chilena.
Sobre este y otros tópico de la impactante historia del Señor de los Infiernos conversamos con la periodista en la Casa de los espejos.
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