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Lo echó el Vaticano por presunto abuso y da misas de sanación en Santa Lucía
Miguel Ángel Santurio, exonerado de la Iglesia por Benedicto XVI, da misas de sanación en Santa Lucía. Conocé la historia y el testimonio de una de las chicas que lo acusaron.

Tiempo de San Juan
11 de mayo de 2015

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Lo echó el Vaticano por presunto abuso y da misas de sanación en Santa Lucía
Miguel Santurio daba misas de sanación en Santa Lucía.
Lo echó el Vaticano por presunto abuso y da misas de sanación en Santa Lucía

Miguel Ángel Santurio fue expulsado en el 2013 de la Iglesia por el entonces papa Benedicto XVI, acusado de cometer  varios delitos eclesiásticos.

El polémico cura, que tuvo causas importantes en Misiones, acusado de abusar de tres mujeres jóvenes, apareció el sábado en el barrio Alberdi de Santa Lucía, ante muchas personas que concurrieron a buscar su ayuda.
 
Expulsado de la Iglesia Católica, Santurio se "afilió" a la Iglesia Católica Apostólica Ortodoxa Americana, que no responde al Vaticano. Ese mismo culto ratificó la ordenación de Santurio como su sacerdote en 2013.

La historia de Santurio

 "Soy el padre Miguel Ángel Santurio, voy a seguir siendo sacerdote”, aseveró el cura expulsado por el Vaticano, cuando en 2013 fue detenido en San Luis por presuntos abusos sexuales cometidos a, al menos tres, jóvenes feligresas durante su polémico paso por Misiones, especialmente en Puerto Iguazú y Posadas.

"Doy fe y juro delante de Dios, y no es pecado, que jamás abusé a nadie. Hace 27 años que estoy en San Luis. Y mi moral es impecable, ustedes pueden preguntar en cualquier lado quién es el padre Santurio”, desafió a los cronistas el controvertido pastor autodefinido como "sanador”.

Santurio tiene hoy 52 años y tras ser echado de la Iglesia Católica Apostólica y Romana, se refugió en la Iglesia Católica Apostólica Ortodoxa Americana, culto que no tiene como autoridad al Vaticano, por ende no responde al papa Francisco.

El sacerdote, aseguró en aquel momento que no tenía en claro por qué el juez pidió que lo arresten. Así y todo, ensayó una explicación. "Atribuyo todo esto al hecho de que no hice mi descargo en 2009 –cuando tres jóvenes de una congregación lo denunciaron por abusos, primero mediáticamente, y luego en la Justicia de Misiones–. Tendría que haberlo hecho. Un abogado me dijo que no hacía falta que fuera a declarar, porque lo que decían eran cosas incongruentes, sin ningún sentido, a las que los jueces no les iban a dar lugar. No había pruebas, eran dimes y diretes. Y después, yo me manejé con libertad”.

Desde que se ordenó, Santurio hizo gran parte de su ministerio en San Luis. Al tiempo que crecía su popularidad por las misas de sanación que celebraba, se ensanchaban las diferencias con Jorge Luis Lona, obispo local. Finalmente, en 2008 el sacerdote se radicó en Misiones, primero en Villa Lanús donde decidió crear una congregación de mujeres para la predica religiosa. 

Los polémicos rituales que Santurio llevaba a cabo en Posadas, no tardaron en ser cuestionados por las autoridades de la diócesis, por lo que decidió emigrar a Puerto Iguazú.
Pero a fines de 2009 tres chicas de la congregación lo denunciaron por supuestos manoseos y abusos sexuales con acceso carnal. 

El obispo Marcelo Martorell, de Puerto Iguazú, lo despidió entonces de su territorio diocesano, por lo que no tardó tampoco en concretarse su expulsión de la Iglesia.
Así fue que retornó a San Luis. De acuerdo a la reforma del Código de Derecho Canónico de 1983, en caso de existir indicios de abuso por parte de un sacerdote, la Santa Sede debe ser quien ordene el proceso.

Lona, en una visita "ad limina” a Roma, impulsó la acción contra Santurio. En noviembre de 2012, a través de un comunicado, la diócesis de San Luis informó que el cura había sido "expulsado del estado clerical”, lo que le impide celebrar cualquier acto religioso o sacramental, como bautismos, confirmaciones, confesiones, casamientos, unciones, bendiciones o exorcismos.

Santurio aclaró que fue despedido de la Iglesia Católica por "desobediencia, por los problemas con Lona”, y no por un delito sexual.

El relato de una de las víctimas

Verónica, detalló, luego de la detención de Santurio en San Luis, cómo fue el calvario que vivió junto a diez chicas por siete meses en los cuales sufrieron "abusos, violaciones y torturas”. "Queremos que se haga justicia, no sabemos si mañana puede salir libre”. 

Verónica, una de las chicas que denunció haber sido víctima de abuso relató que todo comenzó cuando Santurio logra unirlas para formar un grupo juvenil, en el año 2008 en la Iglesia Sagrado Corazón.

 "Yo siempre quise ser religiosa desde los 11 años que sabía cual era mi vocación, fui catequista. Cuando ingresamos engañadas por él, al principio era un trato atento, cariñoso, cosa que después fue cambiando por parte de él y de las jóvenes que lo acompañaban que llegaron desde San Luis. Llegaron a encerrarnos, no nos dejaban salir, nos dieron unos baldecitos para que hagamos pis, trabajábamos todo el día, no nos dejaba bañarnos dos veces porque decía que perdíamos el tiempo. Un día nos dice que él tenía que ir a Iguazú por orden del Obispado y nos iba a llevar pero antes tenía que exorcizarnos, nos tenía que liberar, y consistía en que teníamos que estar solas con él en una habitación desnudos, él oraba y nos puso una cruz entre las piernas y nos pasaba aceites por todo el cuerpo para liberarnos del demonio”.

La joven relató que en ese momento la mayoría de las chicas eran menores, y precisa que "eran cuatro personas, Fernanda Pérez García, Mariana Lanús, Pedro González Santurio, más el sacerdote que nos humillaban, nos insultaban, nos decían que iban a decir que nos recogieron de la calle, que éramos prostitutas, y teníamos miedo, tuvimos que hacer un voto de silencio. A una de las chicas, Noelia, él la violó varias veces, yo fui testigo porque la tuve que bañar y ví como estaba su cuerpo, tenía marcas en las manos porque fue atada, estaba mordida, tenía moretones. A otras de las chicas la operó, le dijo que estaba embarazada y ella dice que no y no sabe qué hicieron con ella, la llevaron a una clínica privada y la operaron pero todavía no sabe qué le pasó”.

Después de tantos años de calvario, silencio y espera, Verónica y las demás jóvenes esperan que se haga justicia. "A cualquiera le puede pasar, lo único que pedimos es que la justicia actúe y nos crea. Nos dejaría satisfechas que se haga justicia. Hoy está preso pero no sabemos si mañana paga una fianza y sale libre, no sabemos qué nos puede hacer, nos trataron muy mal, mucha gente no nos creyó y eso que nosotras fuimos sus víctimas”. 

La abogada de una de las víctimas denunciantes, Roxana Rivas indicó "las situaciones de abuso se hacían dentro de un contexto de un ritual de sanación o de exorcismo” y agregó "es un personaje que hay que sacarlo de circulación, es un peligro, más cuando las familias de estas chicas están metidas en el medio, en la iglesia, y no les creen”.

"Mi defendida tiene hoy 20 años y está muy asustada porque el hombre forma su iglesia a dos cuadras de la chica, y ella vive una serie de amenazas y hostigamientos por parte de los seguidores porque en estos fanatismos la gente cree en él. Además, él tiene muchos recursos económicos, entonces se mueve en ese nivel”, dijo.


 
 


 
 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 




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